Un muchacho entra en la tienda de deportes, muy decidido pide un modelo de una conocida marca, pregunta precio y se lo prueba. No está a gusto y pide otra talla, se prueba las zapatillas y se asegura que le resultan cómodas. Agradece, me lo pensaré, dice. Y se va.
Dos chicas entran en una tienda de moda buscando vestidos. Se prueban distintos modelos y colores, hasta dar con los que les gustan. Entonces consultan su smartphone…
En una gran superficie, un hombre maduro pide asesoramiento sobre televisores. El dependiente le explica las características de distintos modelos y se los muestra en funcionamiento. El hombre pide ver el mismo programa en los distintos aparatos, para juzgar adecuadamente sus diferencias. Cuando ha llegado a una conclusión, agradece educadamente y se marcha.
Comerciantes y dependientes de comercios tradicionales saben lo que ocurrirá con todos estos clientes… acabarán haciendo sus compras en Internet, después de dar con el modelo o la talla o el color en su tienda.
Un fenómeno global
Este fenómeno se extiende a todos los sectores del comercio, por todo el planeta.
Fue notorio durante la campaña de Navidad en Estados Unidos, donde poco antes, un estudio demostró que el 39% de las personas que compraron un libro en Amazon, dijo que antes lo habían visto en una librería tradicional.
Lo mismo ocurre en Buenos Aires o en Madrid.
Y este fenómeno que convierte al comercio tradicional en auxiliar del comercio electrónico ya empieza a ser conocido como showrooming.
Cada vez más personas se asesoran o prueban los productos en comercios tradicionales, en muchos casos usan aplicaciones de sus smartphones para comparar precios, y acaban comprando on line.
Por eso, algunos comerciantes de toda la vida, grandes y pequeños, piden que los fabricantes tomen medidas y sugieren que creen productos que solo se vendan en sus tiendas y no en Internet.
Sin embargo, ya existe lo contrario. Es decir, productos que solo se venden on line, como algunos modelos de Swarovski que esta Navidad se vendieron solo durante un fin de semana en Internet.
Y no parece que contar con estos productos exclusivos justifique la existencia de una tienda, ya sea tradicional u on line.
Así que el comercio tradicional deberá encontrar nuevas fórmulas que aseguren su supervivencia.
Lo que no parece nada fácil.
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