¿Por qué hay tantas diferencias de precios de webs y tiendas online?

No lo entiendo

Prácticamente cada día un emprendedor sorprendido al comparar distintos presupuestos para su web o tienda online me pregunta el motivo de tan enormes diferencias. ¡Es que algunos me piden más que el doble que otros!, suelen exclamar.

La respuesta no siempre resulta obvia porque apenas hace unos años que existe Internet y aún la mayoría de los usuarios necesita acumular experiencia práctica, sin embargo es fácil:

Porque entre una web y otra hay muchas diferencias que no siempre se ven.

En eso, las webs se parecen a los coches.

¿Por qué hay tantas diferencias de precios entre los coches?

Aquí sí, la respuesta es evidente, porque llevamos ya generaciones usando, comprando, vendiendo y padeciendo los automóviles, por eso los conocemos.

Y por eso sabemos que un Maserati no puede costar lo mismo que un Seat Panda y tenemos asumido que los precios de estos vehículos varían en función de su calidad, de su diseño, de la seguridad y las prestaciones que ofrecen.

Incluso podemos entender fácilmente que dos coches que exteriormente parecen exactamente iguales tengan precios muy diferentes porque uno de ellos lleve un motor más potente que el otro y cuente con características que mejoren el confort y la seguridad que el otro vehículo, a pesar de parecer igual, no tenga.

Esto mismo sucede con las webs y las tiendas online.

Veamos algunas de estas características diferenciales que se reflejan en el precio pero también en los resultados:

Diez factores que determinan el precio de una web

  1. Estudio previo: un equipo de buenos profesionales te pedirá un montón de información antes de ponerse a trabajar en tu web. Querrá conocer sus objetivos, tu competencia, los factores que te diferencian de tus competidores, las webs que te gustan, etc. Y después de estudiar esos y otros asuntos, comenzará a elaborar sus propuestas. En el otro extremo de la labor profesional y también de los precios están quienes te dirán, mira estas plantillas y elige una.
  2. Asesoramiento de expertos: un punto fundamental que te ayudará a conseguir los mejores resultados. Porque puede que tengas pensado hacer determinadas cosas que los especialistas con años de experiencia saben que no funcionan y su consejo te ahorre mucho tiempo y dinero. O quizá tengas muy buenas ideas que los profesionales pueden contribuir a mejorar.
  3. Trabajo integral: si resulta que tú tienes que hacer parte del trabajo, el precio no puede ser igual que si te lo hacen. Evidentemente tendrás que pagar a los profesionales que lo hacen. Y si te dicen esto es como Ikea, no lo creas, porque Ikea no vende webs. Pregunta por las instrucciones para el montaje y si te dan hasta el último tornillo o te dicen, como nadie conoce tu negocio mejor que tú…búscate la vida. Bueno, esto último no te lo dirán, pero es la cruda realidad.
  4. Calidad: es una de las características más difíciles de apreciar si no eres un experto. De hecho, hay cosas que no vas a ver. Sucede lo mismo con las tuberías -buenas o malas- de una casa o con una parte muy importante del trabajo hecho en una web para que se posicione bien. Y hay otras que solo las descubrirás probando el funcionamiento hasta en los más mínimos detalles, especialmente en las tiendas online. Pero hay dos cosas que te daran pistas: comprueba la velocidad, porque una web nueva y bien hecha tiene que cargar muy, muy rápido. Y si es una tienda online, realiza todo el proceso de compra, de cabo a rabo, como si fueras un cliente.
  5. Seguridad: si tienes o piensas tener un negocio en Internet es un aspecto que debes tener muy en cuenta, ya que no hacerlo puede costarte muy caro, porque gente con muy malas intenciones puede hacerse con el control de tu web o tienda, dejarla off line, dañarla severamente o apropiarse de los datos de tus usuarios. ¿Pero cómo saber si la web que te ofrecen es segura? Es complicado pero una buena idea es preguntar. Preguntar qué medidas de seguridad van a tomar con tu proyecto web, qué recomendaciones sobre contraseñas te ofrecen. Pide además que te expliquen cómo seleccionan plantillas, software, plugins y alojamientos seguros. Además, comprueba si tu proveedor tiene un blog u otras publicaciones en las que demuestre su compromiso con la seguridad y por supuesto estudia su web y sus trabajos.
  6. Diseño: los marinos suelen decir que lo que es bueno para el ojo es bueno para la mar. ¡Y aciertan! Con las webs la cosa se complica porque no siempre el buen diseño salta a la vista de todo el mundo. Un buen diseño debe ser limpio y claro y facilitar el uso de una web, contribuyendo a ordenar y jerarquizar la información que contiene. El buen diseño huye de adornos inútiles y de fondos oscuros o complicados que dificulten la lectura. Y un diseño bien hecho permite la correcta navegación en todo tipo de dispositivos, ya sean móviles, tablets u ordenadores. Es lo que se conoce como diseño web responsive.
  7. Usabilidad: en medicina se dice que la función hace al órgano, para explicar que la tarea que debe realizar un órgano determina su estructura y su forma -por eso, por ejemplo, el hígado es tan distinto del estómago-. Hay que aprender de la Naturaleza, aplicando este principio al diseño web, donde se trata de ponérselo todo muy fácil al usuario para convertirlo en cliente. Por eso, la función debe hacer a la web. O dicho de otro modo: todo en la web tiene que estar al servicio de sus objetivos, en especial una navegación fácil e intuitiva y un proceso de compra lo más sencillo posible.
  8. Contenidos: llamamos contenidos a los textos, imágenes, etc. Los textos deben atraer y convencer a los usuarios para convertirlos en clientes. Sin embargo, pocas veces se les da la importancia debida. De hecho, no solo no suelen presupuestarse en los proyectos de webs y tiendas online sino que se los acaba improvisando y esto es un grave error porque quienes invierten en textos profesionales juegan con ventaja y ganan más. Algo parecido ocurre con las fotos, por eso, me gustaría recordarte que en Internet las buenas fotos venden y que en las tiendas online, las fotos son el producto; así que no las descuides porque no son un gasto, sino una excelente inversión.
  9. Legal: si quieres evitar sanciones que pueden hundir tu negocio debes cumplir con una serie de aspectos legales -Ley de Cookies, Ley de Protección de Datos, Aviso legal, etc-. Un buen equipo de profesionales, aunque no cuente con abogados, te recordará estas obligaciones, tomará las medidas técnicas necesarias para cumplirlas e incluso te recomendará consultar a un letrado. En cambio, otros -incluyendo a populares gurús- ignoran completamente estos asuntos, a tal punto que llegan incluso a no cumplir ninguna de estas normas legales en sus propias webs.
  10. Mantenimiento y garantía: si tu web usa un gestor de contenidos, algo fundamental y condición imprescindible en estas épocas, necesita un mantenimiento y una actualización constante del software. Por eso, es fundamental que quien te haga la web te ofrezca este servicio. Si no lo hace sería como si la empresa que te vende un coche no te ofreciera un servicio de mantenimiento. Sin embargo, Internet esta lleno de empresas que ofrecen webs y luego se olvidan. Y algunas se olvidan tanto que te entregan webs que al poco tiempo tienen serios problemas y se lavan las manos, dejándote que te arregles como puedas.

Vale, vale, pero entonces cómo elijo, te preguntarás.

No mires solo el precio

Tu web o tienda online es la sede de tu empresa en Internet, así que tómatela muy en serio porque ella será la base de tu negocio en Internet.

Sin duda el precio es muy importante, pero más importante es lo que obtienes por ese dinero.

Por eso, es fundamental que profundices en toda la información que puedas obtener sobre los diez factores fundamentales para el precio.

Pregunta, pregunta y pregunta.

Busca en Internet.

Pide referencias, trabajos anteriores.

Descubre si vas a trabajar con un empresa sólida y experimentada o vas a dejar que experimenten con tu negocio y con tu dinero.

Si ya tienes diseñado un proyecto para tu sitio, pregunta si se puede mejorar.

Y si no lo tienes, descubre si tus proveedores son capaces de crear un proyecto de acuerdo a tus necesidades o si se limitan a darte una plantilla.

Recuerda que nadie da duros a pesetas.

Fíjate también en los plazos de entrega. Si se extienden demasiado, malo. Pero si son muy cortos -en plan: eso te lo tengo yo de un día para otro- lo más probable es que se limiten a instalar el software y una plantilla, sin más. Vamos que dedican menos tiempo a hacer toda la web que lo que lo que invierten otros simplemente en estudiar tus necesidades.

Conclusiones

Si cuando eliges la sede física de tu empresa no piensas solo en el precio, haz lo mismo con la sede de tu empresa en Internet.

Y si tu empresa va a ser completamente online, tu web o tienda online va a ser más importante todavía, así que piensa detenidamente en lo que quieres construir y evalúa concienzudamente las distintas posibilidades.

No hagas con la casa de tu empresa lo que no harías con tu propia casa y recuerda que lo barato sale caro.

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