Un equipo de investigadores de la universidad canadiense de Concordia ha desarrollado una nueva e innovadora técnica para determinar la autoría de mensajes de correo electrónico anónimos.
La nueva técnica ha demostrado ser muy fiable y además permite obtener pruebas que podrían ser usadas en los tribunales.
Uno de sus creadores, Benjamin Fung, explica que los correos electrónicos anónimos se usan cada vez más para enviar amenazas, pornografía infantil, virus o comunicarse entre criminales.
Fung y su equipo han basado su método en la identificación de patrones frecuentes, una combinación única de características que se repiten en los correos electrónicos de un sospechoso.
Para probarlo, examinaron 20.000 correos electrónicos de 158 empleados de Enron y usando una muestra de diez correos escritos por diez personas, es decir cien en total, fueron capaces de identificar los autores del resto en más del 80% de los casos.
Si el uso de este sistema de identificación se generaliza, podría tener enormes consecuencias en todos los ámbitos, pero especialmente en las relaciones laborales y empresariales.
Fuente y foto: Concordia University.
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