Casi cada día paso delante de un bar que solo en la fachada exhibe su nombre con tres tipos de letras diferentes. Es un caso extremo de lo que muchas pequeñas y medianas empresas hacen a diario.
Por ejemplo:
Un empleado descubre que el logo no le cabe en la presentación, pues no se lo piensa más y lo estrecha.
Otro miembro del equipo cambia el color del logo para que haga juego con un documento.
Un tercero descubre que no tiene en su ordenador la tipografía corporativa y la reemplaza por la que más le gusta.
He visto todos estos errores y algunos más.
Solucionarlos es relativamente sencillo. Basta con tener un manual de identidad corporativa con las aplicaciones más usuales y las indicaciones para su uso. Y seguirlo a rajatabla.
Eso es justamente lo que hacen las grandes empresas para conseguir posicionar sus marcas.
Haz lo mismo evitarás errores y todos los días, a veces incluso sin darte cuenta, trabajarás para que tu marca te distinga, te ayude a conseguir la confianza de tus clientes y te reporte más ventas.
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