Ir contracorriente, rompiendo todas las reglas, es arriesgado, pero en ocasiones puede ser muy rentable. Así lo demuestra Jon Rimmerman, más conocido como Garagiste, quien factura anualmente entre 25 y 30 millones de dólares -aproximadamente de 19 a casi 23 millones de euros- vendiendo vinos solo a través del correo electrónico.
Durante años, ni siquiera tuvo una web y ahora que la tiene, lo primero que te explica es que no es una tienda online y que la única manera de comprarle es apuntándose para recibir sus boletines diarios.
Porque Rimmerman envía una oferta diaria, pero no cualquier oferta.
En primer lugar porque es un periodista que sabe contar historias y eso es lo que hace en cada boletín, contar una historia sin usar ni una sola imagen, para acabar ofreciéndote a muy buen precio un vino poco conocido, seleccionado por él mismo en cualquier parte del mundo.
Para comprarlo tienes que darte prisa, porque Garagiste no mantiene stocks y tiene 120.000 suscriptores, aunque jamás ha hecho publicidad.
Y el sistema le funciona. ¡Vaya si le funciona!
La periodista Elin McCoy es testigo de ello, porque vio como Rimmerman enviaba su oferta diaria usando su BlackBerry en una habitación de hotel.
¡Y en una hora había vendido todas las botellas!
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