Una herramienta para cada trabajo

El otro día, en una reunión familar, contemplé con asombro como la pequeña Diana, de solo tres años, disfrutaba viendo fotos en el smartphone de su madre. Diana es una nativa digital, pero la mayoría de nosotros nacimos en otro siglo, cuando no había Internet ni teléfonos móviles y eso se nota cuando elegimos nuestras herramientas.

En nuestra vida diaria usamos muchas herramientas, utensilios, máquinas y servicios y nuestra experiencia y la de las generaciones que nos precedieron nos ayudan a elegir la más indicada para cada tarea.

Así, de pequeños aprendimos que no era una buena idea cortar la carne con una cuchara y años más tarde que resultaba muy poco práctico usar un trailer para repartir pizzas a domicilio.

Internet

Sin embargo, Internet es un fenómeno nuevo, aún no lo conocemos lo suficiente ni contamos con la experiencia de generaciones anteriores, por eso a menudo cometemos errores al elegir herramientas y servicios.

Uno de los más comunes es usar el programa de correo electrónico para e-mail marketing, una tarea que exige un gran esfuerzo para conseguir resultados bastante pobres.

Porque el programa de correo electrónico fue creado para gestionar los mail de una persona, no para enviar ofertas y boletines.

Para eso existen herramientas específicas para grandes envíos, que permiten un control de los resultados y que los destinatarios se den de alta o baja sin esfuerzo.

Matar moscas a cañonazos

Pero también se da el fenómeno opuesto, es decir elegir una herramienta demasiado potente y poderosa para la tarea que queremos desarrollar.

Por ejemplo, para una pequeña tienda de comercio electrónico optamos por una herramienta tan potente y poderosa, pero tan lenta, pesada y cara que la hace inviable.

Igual que si alguien pretendiera repartir pizzas a domicilio con una cabeza tractora y un trailer.

Para evitar estos problemas, hay que conocer el medio, contar con formación o disponer de asesoramiento adecuado.