Aplica el Decálogo del perfecto cuentista al escribir en tu blog

Horacio Quiroga en 1897

El hombre pisó algo blanduzco, y enseguida sintió la mordedura en el pie.

Hace unos 40 años que leí estas palabras por primera vez y nunca las olvidé. Son el comienzo de A la deriva, de Horacio Quiroga, maestro del cuento.

Digo maestro no sólo porque escribía cuentos magníficos, sino porque ejerció la docencia y además escribió el Decálogo del Perfecto Cuentista, dedicado a quienes empiezan a escribir.

Si te has preguntado ¿cómo escribir un blog? el decálogo de Quiroga puede ayudarte.

Dice así:

  1. Cree en un maestro –Poe, Maupassant, Kipling, Chejov– como en Dios mismo.
  2. Cree que su arte es una cima inaccesible. No sueñes en domarla. Cuando puedas hacerlo, lo conseguirás sin saberlo tú mismo.
  3. Resiste cuanto puedas a la imitación, pero imita si el influjo es demasiado fuerte. Más que ninguna otra cosa, el desarrollo de la personalidad es una larga paciencia.
  4. Ten fe ciega no en tu capacidad para el triunfo, sino en el ardor con que lo deseas. Ama a tu arte como a tu novia, dándole todo tu corazón.
  5. No empieces a escribir sin saber desde la primera palabra adónde vas. En un cuento bien logrado, las tres primeras líneas tienen casi la importancia de las tres últimas.
  6. Si quieres expresar con exactitud esta circunstancia: «Desde el río soplaba el viento frío», no hay en lengua humana más palabras que las apuntadas para expresarla. Una vez dueño de tus palabras, no te preocupes de observar si son entre sí consonantes o asonantes.
  7. No adjetives sin necesidad. Inútiles serán cuantas colas de color adhieras a un sustantivo débil. Si hallas el que es preciso, él solo tendrá un color incomparable. Pero hay que hallarlo.
  8. Toma a tus personajes de la mano y llévalos firmemente hasta el final, sin ver otra cosa que el camino que les trazaste. No te distraigas viendo tú lo que ellos pueden o no les importa ver. No abuses del lector. Un cuento es una novela depurada de ripios. Ten esto por una verdad absoluta, aunque no lo sea.
  9. No escribas bajo el imperio de la emoción. Déjala morir, y evócala luego. Si eres capaz entonces de revivirla tal cual fue, has llegado en arte a la mitad del camino.
  10. No pienses en tus amigos al escribir, ni en la impresión que hará tu historia. Cuenta como si tu relato no tuviera interés más que para el pequeño ambiente de tus personajes, de los que pudiste haber sido uno. No de otro modo se obtiene la vida del cuento.

Lee y relee este decálogo detenidamente y no te preocupes si no te sientes capaz de seguirlo.

En realidad, ni el propio Quiroga lo cumplía, ya que en sus cuentos los adjetivos son fundamentales. Pero el decálogo puede servirte de guía y darte ideas.

También te recomiendo leer los cuentos de Quiroga porque espero que los disfrutes tanto como yo y quizá en ellos encuentres el maestro que el propio Quiroga recomendaba tener.

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