Marketing: vender música por la voluntad

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Permitir que el cliente sea quien fije el precio es una apuesta arriesgada, pero que en algunos casos puede resultar muy eficaz.

Derek Sivers cuenta la experiencia de un grupo punk/folk llamado Griffin House, que empezó ofreciendo durante sus conciertos, sus Cd’s a 15 dólares y vendiendo 300 dólares por noche.

Hasta que cambiaron de táctica y durante el concierto anunciaron:

Es verdaderamente importante para nosotros que tengáis nuestro Cd. Trabajamos muy duro en él y estamos tan orgullosos, que queremos que lo tengáis, sin importar cómo. Pagad lo que queráis, incluso si no tenéis dinero, por favor llevados uno esta noche.

Y antes de terminar la actuación, volvieron sobre el tema:

Por favor, que nadie se vaya esta noche sin un Cd. Hemos compartido juntos este show y sería muy importante para nosotros que lo tengáis.

Poco tiempo después, vendían 1.200 dólares por concierto, a diez dólares el CD.

Y más importante todavía, cuando volvieron a tocar en una ciudad en la que habían ofrecido sus Cd’s por la voluntad, la audiencia se duplicaba.

Griffin House usó la imaginación, buscando implicar emocionalmente a su audiencia, a sus clientes, y así consiguió el éxito y demostró que, a veces, la innovación no consiste en crear un nuevo producto, sino ofrecerlo de una manera nueva.

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