Si ofreces productos que producen placer, como chocolates o vacaciones, puedes decirle al público lo que quieres que haga, sin rodeos y en modo imperativo.
Pero si ofreces pañales, servicios bancarios o seguros, mejor usa un lenguaje más amable.
Así, debes decir:
Tienes que probar este chocolate.
Pero,
Podrías abrir una cuenta bancaria con nosotros.
A estas conclusiones llegaron Ann Kronrod, del Massachusetts Institute of Technology (MIT); Amir Grinstein, de la Universidad Ben-Gurion, y Luc Wathieu, de la Universidad de Georgetown; en una investigación publicada en el Journal of Consumer Research.
Los investigadores justifican este uso del lenguaje porque cuando estamos de buen humor, como cuando pensamos en cosas que nos producen placer, empleamos un lenguaje directo.
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