Cada vez veo más coches en mal estado, echando humo y haciendo ruidos extraños. Y cada vez veo más sitios web que funcionan mal e incluso hackeados. Ambos fenómenos tienen un mismo origen, la falta de mantenimiento.
Todos sabemos que un vehículo deficientemente mantenido puede convertirse en un peligro público, pero no todo el mundo conoce los riesgos que conlleva no realizar un mantenimiento preventivo de la web.
Y son muy parecidos, aunque afortunadamente las webs maltrechas no suelen provocar muertos ni heridos, pero sí dolores de cabeza.
El mantenimiento y la optimización de una web evita fallos de seguridad y elimina por tanto posibilidades de hackeo, mejora su velocidad y rendimiento y contribuye por tanto a mejorar la experiencia de los usuarios y el posicionamiento en buscadores.
Por eso, recortar gastos de mantenimiento no es un ahorro, sino tomar riesgos innecesarios.
Porque más vale prevenir que curar.
¿Te gusta este artículo?
Entonces suscríbete a nuestro boletín y recibirás gratis información premium para tu negocio y ofertas exclusivas.