Nadie está a salvo de semejante problema, porque tarde o temprano todas las webs se caen, así que lo mejor es estar preparado y saber qué hacer.
- Mantén la calma: puede que las cosas no sean tan graves como aparentan y si así lo fueran necesitarás tener las ideas claras para resolver esta crisis. Así que respira profundamente… y empieza a actuar.
- Comprueba tu acceso a Internet: ¿puedes navegar normalmente? Descúbrelo intentado visitar sitios que no hayas visitado recientemente. Por ejemplo, puedes ir a Google hacer una búsqueda cualquiera e intentar acceder a distintos sitios que aparezcan en los resultados. Si no puedes navegar, el problema no está en tu web. Reinicia tu router y si el problema persiste, contacta con tu proveedor.
- Descubre si eres tú o está caída de verdad: puede que otros puedan visitar tu web, pero tú no. Para comprobarlo hay distintos servicios, como este o este en los que con solo introducir la dirección de tu sitio sabrás si está caído o no. Si tienes suerte y no está caído, espera un rato e intenta acceder nuevamente. Si el problema persiste, consulta con tu empresa de alojamiento.
- Comprueba si tu alojamiento funciona correctamente: visita la web de tu proveedor de alojamiento y mira si informa sobre el estado de su servicio. Si no puedes acceder, envía un mail o mejor, llama por teléfono. Puede que el problema sea del servidor o que hayas superado el límite del servicio contratado. Si no es así…
- Pide ayuda: si tienes contratado un servicio de mantenimiento web, contáctalo y explica tu problema con el mayor detalle posible. Si no cuentas con este servicio, recurre a quienes te hicieron la web o a otra empresa especializada.
Una vez superada la crisis, pon los medios para intentar que no vuelva a ocurrir, ampliando tu contrato de alojamiento web -si ese fue el origen del problema- o contratando un buen servicio de mantenimiento web.
¿Te gusta este artículo?
Entonces suscríbete a nuestro boletín y recibirás gratis información premium para tu negocio y ofertas exclusivas.