Explícaselo a un niño y te entenderá todo el mundo

Niña chica

Elegir el tono y el lenguaje adecuado para escribir en Internet no es sencillo. Lo que es seguro es que hay que ser claro, muy claro, como si le estuvieras explicando algo a un niño pequeño.

Lo decía hace apenas unos días Matt Cutts, el hombre de Google al que los que nos dedicamos a los negocios en Internet escuchamos con la misma atención que los antiguos griegos prestaban a las pitonisas.

En este vídeo Cutts responde a una pregunta muy sencilla: ¿debo usar una jerga técnica o centrarme en la claridad al escribir el contenido?

Y acaba diciendo que lo mejor es explicar las cosas usando un lenguaje que todos puedan entender, incluso un niño pequeño.

Yo creo que en eso Internet se parece a otros medios de comunicación más antiguos, como demuestra esta anécdota que me ocurrió hace ya muchos años, cuando empezaba a trabajar para publicaciones españolas.

El director de una de ellas, llamada Muy interesante, me encargó escribir un artículo sobre la deuda externa de los países.

Para mí resultaba un trabajo peliagudo porque no soy experto en economía, sin embargo como argentino contaba con una experiencia directa y personal y sabía que la deuda externa no es un simple concepto económico, sino que afecta profundamente a la vida de las personas.

Y me propuse explicar la deuda externa en términos que mi sobrina, que por entonces era una niña, pudiera entender.

Comprender para explicar

Me costó mucho trabajo y pronto descubrí que había conceptos que no podía explicar de forma clara y sencilla porque no los entendía del todo.

Así que me tocó estudiar mucho antes de poder sentarme a escribir.

Y cuando conseguí entender en detalle lo que quería explicar, solo disponía de una noche para escribir mi artículo.

La pasé en vela trabajando y cuando dudaba si estaba siendo lo suficientemente claro, miraba la foto de mi sobrina, mientras le leía mi texto en alta voz, tratando de adivinar sus reacciones.

Finalmente entregué mi artículo que fue publicado sin apenas correcciones.

Más tarde, el director me expresó su satisfacción porque los lectores habían dicho que era el artículo de economía más claro que habían leído en la revista.

Tiempo después descubrí que Muy interesante era una de las publicaciones preferidas de los ejecutivos españoles.

Así aprendí que incluso a los más altos ejecutivos hay que explicarles las cosas como si fueran niños y les contaras un cuento, algo que solo puedes conseguir cuando entiendes perfectamente el tema que estás tratando.

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