
Todo empezó en 1929, cuando los clientes rechazaron una partida de cerveza en mal estado.
Una verdadera crisis para el distribuidor de Mahou en Segovia, que sin embargo no se amilanó.
Nicomedes García Gómez decidió destilar esa partida de cerveza y guardarla en barricas de roble.
En medio de esta terrible crisis en la que los propios gobiernos parecen no saber qué hacer, y los bancos sólo te prestan dinero para comprar a Cristiano Ronaldo, es reconfortante ver que hay gente que trata de sacar su pyme adelante usando el ingenio y la imaginación.
