Un sitio web que trata de llamar la atención sobre demasiadas cosas es un mal sitio web.
No funciona, no vende y ahuyenta a los visitantes.
Porque cuando llegamos a un sitio web -tú, yo y también nuestros clientes-, tardamos más en parpadear que en decidir si nos quedamos o nos vamos.
Y tomamos esta decisión en base al diseño: si es es complicado, huimos; en cambio si sencillo, es más probable nos quedemos.
Pero para conseguir un diseño simple, algo que no es nada fácil y requiere mucha creatividad, también tenemos que limitar los contenidos, una tarea que requiere una profunda reflexión y seguir una máxima a pie juntillas:
Menos es más.
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