Internet: la historia de dos pymes hermanas

pymes hermanas

Conozco a dos hermanos que dirigen pequeñas empresas familiares. Uno de ellos, al que llamaremos Pedro, hace unos años decidió usar Internet para incrementar las ventas.

Pedro venía de una muy mala experiencia en la Red: durante algunos años había mantenido una web que le había costado poco dinero, pero que no le había proporcionado ni una sola venta.

Así que decidió cortar por lo sano y acudió a un equipo de profesionales que le creó una nueva web. Y aunque su objetivo inicial era incrementar la cartera de clientes en su provincia, pronto se encontró vendiendo en toda España.

Desde entonces el hombre se dedicó a gestionar la empresa, analizando los resultados constantemente, comprobando qué se vendía y qué no se vendía en su web y fuera de ella, eliminando los productos que no eran rentables y agregando otros nuevos.

Y depositó toda su confianza en los profesionales de Internet que se ocuparon de temas técnicos, posicionamiento, diseño, textos, etc.

Pronto la Red se convirtió en su principal canal de ventas y aunque la crisis le ha afectado, Pedro ve el futuro con optimismo.

La empresa del otro hermano, al que llamaremos Juan, era tradicionalmente mayor y más exitosa, pero las cosas cambiaron y cada vez fueron peor.

A pesar de ello, Juan trabajaba duro y decidió abrir un nuevo local, pero las cosas no mejoraban.

Viendo que Pedro hacía buenos negocios en la Red, Juan decidió contratar a un informático que, ayudado por el buen gusto de su mujer, pronto puso on line una web que le pareció muy bonita.

Juan nunca supo cuánto había vendido en su web, ni siquiera si había vendido algo, porque el informático se fue y nadie volvió a mirar las estadísticas.

Lo cierto es las cosas seguían peor y Juan no entendía por qué su hermano vendía en Internet y él no. Le pidió consejo a Pedro, quien le recomendó al equipo que le gestionaba su exitosa web.

Decidido a revertir la situación, Juan se lo pensó mucho y… buscó a otro informático que le hizo una nueva web, tan bonita y eficaz como la anterior.

Cabreado, Juan dice a todo el que lo quiera oír:

En Internet no se vende.

Te aseguro que la historia es verdadera, aunque los nombres son ficticios. Que es un gusto ver a Pedro luchar eficazmente contra la crisis y que me da mucha pena ver como la empresa de Juan cada día está peor.

Pero Pedro comprendió que una web es la sede en Internet de su empresa, algo muy serio que necesita para su éxito un equipo de especialistas. Y Juan todavía cree que es algo menor, que un informático por horas puede resolver.

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