
Ir contracorriente, rompiendo todas las reglas, es arriesgado, pero en ocasiones puede ser muy rentable. Así lo demuestra Jon Rimmerman, más conocido como Garagiste, quien factura anualmente entre 25 y 30 millones de dólares -aproximadamente de 19 a casi 23 millones de euros- vendiendo vinos solo a través del correo electrónico.





